Buenos Aires, Argentina, donde nuestra relación con la cultura tattoo comenzó hace 20 años. Nació con el primer tatuaje, envuelta en la intriga y el temor que genera lo desconocido. Pero fue amor a primera vista (o mejor dicho, a primer pinchazo).
Eran otros tiempos. De menos divulgación y más misterio. Los tatuajes se veían en las revistas especializadas o donde trabajaban los tatuadores, no en reality shows. Y para la opinión pública, el ambiente todavía tenía una impronta muy marginal.
No se conocían tantos estilos, ni imaginábamos que era posible tatuar todo lo que hoy resulta normal. Vivimos una era en la que casi todo puede convertirse en una imagen digna de ser tatuada. Y aquí estamos para contarlo.
Existen nuevas técnicas, mejores materiales, más fuentes de consulta e información (gracias internet), pero hay algo que se mantiene desde el primer día: nuestro amor por el tatuaje.