Antigua capital del imperio ruso, la ciudad de San Petersburgo no sólo preserva tesoros culturales e históricos en su paisaje urbano y alrededores. Al recorrer sus calles se respira tradición y respeto por la identidad local.

Ese espíritu de conservación se traslada a sus habitantes y sin dudas nutre el trabajo de Marina Goncharova, tatuadora especializada en estilo Tradicional y fundadora de No Name Tattoo Shop.

Marina Goncharova

“Siempre supe que lo mío era el Tradicional, pero también probé otros estilos para satisfacer a los primeros clientes. Me sirvió para entender y ejecutar distintas técnicas, pero desde el principio sentí que quería ir en esta dirección”.

Hoy, con diez años de carrera, sigue avanzando por ese camino de bases fundacionales sólidas que la impulsan a crecer. “Mantengo una línea, pero cada cosa que hago cambia un poco o suma algo nuevo. Me gusta observar a otros tatuadores e incorporar conocimiento de la vieja escuela del Tradicional, como las reglas de composición”.

Cambiar para ser feliz

Marina piensa todo el día en tatuajes, pero trata de que no sean lo único en su vida. “Durante los primeros cinco o seis años como tatuadora mi vida era todo tattoos, y eso me costó algunos amigos (risas), porque me invitaban a hacer algo y yo me la pasaba dibujando o diseñando”.

Para que el tatuaje no absorbiera toda su existencia cotidiana, se animó a hacer algunos cambios a nivel profesional: “Tener la agenda completa por seis meses no me dejaba tiempo para nada y no lo disfrutaba. Hoy estoy más tranquila. Tengo mis clientes, viajo, dibujo…”

Además de tatuar, Marina enfoca esa energía en llevar adelante su estudio, cuyo perfil representa su pasión por el Tradicional. En No Name predominan artistas dedicados a ese estilo y al Japonés, que “tiene un espíritu similar al Tradicional”. Otros realizan New School y Neotradicional.

Estar al frente de un estudio le brinda “la oportunidad de trabajar con otros tatuadores y vivir la experiencia de compartir un espacio, una comunidad, una especie de familia. Eso me hace muy feliz”.

Y considera que “administrar un negocio es una manera de ser creativa, ya que hay que resolver distintas situaciones todos los días. Para mí es un aprendizaje permanente”.

Además de invitar tatuadores (rusos y extranjeros) al local, Marina visita estudios de Alemania, Bielorrusia y Holanda, entre otros países. “Viajar y trabajar es ideal para conocer gente, intercambiar ideas… Es una de las cosas que te hace amar esta profesión”.

No a las modas

Reconoce que actualmente el estilo Tradicional “no es el más popular en Rusia. Siempre fue el Realismo y ahora están de moda los tatuajes chiquitos, de líneas o minimalistas. Pero no nos importan las modas, queremos hacer buenos tatuajes”.

Tanta historia hay en San Petersburgo que esa indiferencia hacia las cuestiones pasajeras parece reflejarse en los edificios de sus calles y las aguas de sus canales. A cada paso, esta ciudad fortalece la identidad local y el sentimiento de pertenencia, con la misma pasión que Marina tatúa sus diseños de estilo Tradicional.