Yamil Sa es un acérrimo cultor de la vieja escuela del tattoo. Abraza y fomenta las técnicas, estilos y principalmente la filosofía de trabajo que caracterizan a la etapa temprana de la actividad.

Yamil Sa

Sin embargo, al repasar sus trabajos se reconocen señales que pueden ayudar a responder preguntas de este tipo:

¿Cómo incorporar estilos rupturistas sin poner en riesgo las reglas no escritas de la vieja escuela del tattoo?

¿Cómo aferrarse a valores fundacionales y al mismo tiempo reconocer atributos en las nuevas tendencias?

La tradición como base

En distintas disciplinas creativas (incluido el tatuaje), el apego y el respeto por lo tradicional pueden funcionar como filtros repelentes de las expresiones más vanguardistas.

Pero en el otro extremo, existen ejemplos que a pesar de ser innovadores (o justamente por eso), terminan desvirtuando valores que parecían intocables.

El estilo de Yamil se destaca por el uso del negro, al que a veces suma algo de rojo o blanco. “En los últimos tiempos me atrajeron el Trash Polka y el Blackwork, que permite jugar con el Tradicional Americano y el Tradicional Ruso. Son planos muy negros, con líneas concisas y macizas”.

 

Los aplica diseños que reflejan sus influencias y consumos culturales. “Me gusta el cine de terror, el metal pesado, el motociclismo… Y la historia de las guerras. Por lo cual uso elementos como banderas, insignias y armas”.

Imperfecciones voluntarias

En esa línea estética, Yamil suele publicar diseños que no cualquier cliente se animaría a plasmar en su piel. Las propuestas incluyen la serie de tatuajes que exhibe Max Cady, el protagonista de Cabo de Miedo, o situaciones de tortura propias de la Inquisición.

 

Y si bien las temáticas están relacionadas con gustos personales, esas propuestas no serían viables sin las inquietudes que hoy demuestran los clientes y alimentan a parte del mercado.

“Hay gente que se hace tatuajes más extremos, mal hechos a propósito. Te los piden con aspecto gastado o como si fueran de la cárcel. Me da mucha gracia, pero lo tomo bien”.

En esos pedidos y elecciones estéticas aparece un punto de contacto entre esta tendencia (cuya manifestación más radical quizás sea el estilo Ignorante, popularizado por FUZI) y los criterios de la vieja escuela.

“Me enseñaron que el tatuaje queda como queda. Quizás tuviste un mal día, la línea te salió mal y chau. Si tenés varios tatuajes, alguno mocho siempre hay, es parte del juego. Por eso no está mal romper el esquema idealizado de la perfección.”

Más allá de las ideas que le traen los clientes, sean radicales o no, Yamil trata de orientarlos hacia una dirección estéticamente viable. “Me gusta que los trabajos representen a la persona que los lleva. A veces diseño algo y ya me imagino a quién se lo puedo proponer de acuerdo a su perfil. Ni siquiera lo publico online”.

También aplica ese criterio a la artesanía en cuero, otra disciplina que forma parte de su universo creativo. “Los trabajos apuntan 100% a la personalidad del cliente. Me tiran un concepto y arranco con eso”.

Aprendizaje: ayer y hoy

Con respecto a las lecciones que fue incorporando en su carrera, Yamil señala: “Me inculcaron que hay que estar capacitado para hacer de todo, o al menos saber defenderte en cada estilo”.

 

“Igualmente, siempre es preferible hacer lo tuyo, porque te gusta más y trabajás mejor. Trato de ser coherente o realista y derivo los trabajos con los que no me siento 100% cómodo”.

En la actualidad del tattoo Yamil nota ventajas fundamentales para quienes están comenzando a desarrollar sus habilidades. Enumera “la cantidad de información disponible y la posibilidad de acceder a equipos e insumos”.

Pero hace especial hincapié en las crecientes oportunidades de compartir conocimiento y experiencia con otros colegas.

Trabajó en Cancerbero y Corazón Salvaje, los proveedores de insumos más importantes del país, donde convivió con otros tatuadores e interactuó con artistas invitados. “Ese contacto permanente brinda otros puntos de vista, sobre todo cuando vienen artistas de distintos perfiles y enfoques”.

Si bien la mayor parte de su carrera se desempeñó en un estudio privado, valora el contacto con otros tatuadores porque “de todos aprendés algo. Aportan a lo mío y yo a lo de ellos”.

Vale la pena llevarle una idea a Yamil o seguirlo en las redes sociales para conocer su mundo. Así se podrá conocer de primera mano los valores fundamentales que hoy siguen definiendo su carrera como tatuador, además de los nuevos conocimientos con los que sigue enriqueciendo su estilo.

“Trato de seguir aprendiendo permanentemente. Escucho, observo y voy a clases de dibujo. Pero la clave es practicar y practicar. Muchísimo”.