Si bien las creaciones de Juan Solo pueden relacionarse con el estilo Neotradicional, en cada una se identifican las marcas propias que representan al artista. “Trato de hacer Neotradicional, pero con un enfoque personal”, explica este colombiano que tatúa en Buenos Aires desde 2011.

Sus inquietudes artísticas no se encasillan en un estilo o una categoría definida, no sólo por su búsqueda artística sino también por las posibilidades que hoy brinda el tattoo.
“Antes el tatuaje era muy estructurado, con parámetros establecidos que parecían intocables. Pero en algún momento se abrió una puerta que permitió incorporar elementos artísticos de otras disciplinas. Eso significó un salto de calidad muy positivo que benefició a todos los estilos”.
En el caso de Juan, la apertura está relacionada con su crecimiento como artista: “En mis comienzos hacía cosas muy comerciales. O reproducía imágenes que me traían los clientes”.
Pero todo cambió cuando empezó a estudiar y a probar cosas nuevas a partir del conocimiento incorporado. “Entendí que para crecer hay que seguir aprendiendo. Constantemente”.
Esa posibilidad de ampliar los horizontes artísticos no se restringe al estudio. Juan también valora los beneficios que se generan al compartir el espacio creativo y de trabajo con colegas y otros artistas.
“Es muy enriquecededor ver que las cosas se pueden hacer de distintas maneras, no siempre la tuya. Se trata de un intercambio de experiencias y de enfoques. Lo vivo como un proceso similar al de quienes rompieron con lo que estaba prestablecido en el mundo del tattoo. La clave es generar canales que sirvan para dar y recibir conocimiento”.
El progreso artístico no sólo se refleja en los resultados. Juan admite que él mismo se exige mucho más que antes. “Me pasa cada vez que veo un trabajo terminado. A veces no quedo del todo satisfecho. O lo veo meses después y encuentro cosas que podría haber resuelto de otra manera”.
Pero esa rigurosidad no es la única forma de relación que Juan mantiene con sus creaciones. “Que tanto yo como el cliente estemos satisfechos con el resultado es lo más gratificante que me da el tatuaje. Soy muy agradecido al ver que alguien me viene a buscar porque le gusta mi estilo. Eso simplifica y enriquece el proceso. Desde el diseño hasta el tattoo”.
Además de talento, creativad y consenso con el cliente, ese recorrido también va construyendo sentimientos. Como en todo vínculo auténtico y recíproco con el tattoo, el ingrediente más importante es el amor.
Por eso Juan asegura que “con cada obra terminada decimos que se nos va un hijito. Le dedicaste tiempo, laburo, concentración, amor… y se va con otra persona. Estoy acostumbrado al desprendimiento, pero cuesta”.
Si prestamos atención, en las calles podemos cruzarnos con algún “hijito” de Juan. Cada uno de esos tatuajes muestra su marca registrada, las cualidades que dan forma a su identidad como artista. Y principlamente el amor por lo que hace.
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