En la ciudad del Papa y el Vaticano, pero sin lujos ni grandilocuencia, Roma Classic Tattooing es un templo donde se vanagloria el estilo tradicional americano en sus formatos más clásicos. Y el sacerdote encargado de mantener viva esa llama es Lorenzo Di Credico. Lo acompañan Matteo Flashetto, Giordano Reset, Daniele Pasquino y Nick Salvetti.
“Me siento muy bien trabajando en el estilo tradicional americano. No sólo porque es mi especialidad, sino porque desarrollarme en ese camino es una manera de homenajear a los padres fundadores. De esa manera expreso mi respeto a quienes son mis referentes históricos y mi inspiración”, destaca Lorenzo.
De esos mismos ejemplos a seguir, no sólo heredó la vocación artística en el tatuaje tradicional. También aprendió reglas básicas para llevar adelante su actividad cotidiana: sacrificio y práctica permanente con el fin de mejorar la técnica, depurar el estilo propio y superarse.
Pero estos conocimientos no llevan a ningún lado sin un ingrediente indispensable: la pasión. “Si no te mueve la pasión, no vas a mejorar. Lo que te apasiona se convierte en una razón de vida. Y en mi caso se canaliza a través del tatuaje”, asegura Lorenzo, que no puede imaginar su vida haciendo otra cosa.
Partiendo de estas convicciones, afirma que en esta actividad “no debería haber lugar para trabajos mal hechos”. Por eso considera muy importante “hablar mucho con el cliente. En mi caso, la mayoría sabe lo que hago y me pide cosas de mi estilo, lo cual me resulta más sencillo de preparar.”
Lo más complejo es con personas que desconocen el proceso que implica el diseño, la preparación y ejecución del tatuaje. “En esos casos hay que saber explicar qué se puede hacer y sugerir alternativas de locación, tamaño, etc.”
Al repasar los atributos que hacen a un buen tatuador, Lorenzo repara en una situación que se genera a partir de los efectos de las redes sociales en la actividad: “Hoy existe una imagen del tatuador estilo rockstar. Pero tener muchos likes o ser popular en las redes sociales no te hace un mejor tatuador”.
Al mismo tiempo no reniega de Facebook como herramienta de difusión de los trabajos y para atraer nuevo público. “Antes la gente pasaba por la calle y entraba a ver qué hacíamos. No digo que sea mejor o peor, pero era más auténtico, más romántico”.
Y a pesar de que admite no ver los reality shows sobre tatuajes, reconoce “que en cierto punto sirven para difundir el tattoo. Pero principalmente para que a los ojos de la opinión pública, todavía conservadora en Italia, deje de ser algo marginal. Eso puede ayudar a la escena del tatuaje hacia el futuro”.
Así es Roma Classic Tattooing, un bastión de la vieja escuela del tatuaje en una de las ciudades más antiguas del mundo, donde cada esquina cuenta una historia distinta. De la misma manera, Lorenzo y su equipo narran historias a través de tatuajes, compartiendo la pasión por la vida.
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Viale Angelico 86/a, Roma, Italia.
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